Joel Dor(1)
Tanto en el niño como en el adulto, la falta del objeto puede manifestarse de tres modos específicos: La frustración, la privación y la castración. Aunque en los tres casos se trate de una falta de objeto, la naturaleza de esa falta es cualitativamente diferente para cada uno. Lo mismo ocurre en lo que se refiere al tipo de objeto.
Tanto en el niño como en el adulto, la falta del objeto puede manifestarse de tres modos específicos: La frustración, la privación y la castración. Aunque en los tres casos se trate de una falta de objeto, la naturaleza de esa falta es cualitativamente diferente para cada uno. Lo mismo ocurre en lo que se refiere al tipo de objeto.
La frustración es el campo por excelencia de la reinvindicación, con la única diferencia de que no existe ninguna posibilidad de encontrar satisfacción. Efectivamente, en la frustración la falta es un daño imaginario. Por el contrario, el objeto de la frustración es absolutamente real. El pene constituye el prototipo de un objeto de esa índole y la niña vive su ausencia justamente como una frustración. Habitualmente el niño vive como una frustración la ausencia de pene en la madre.
En cambio, en la privación, lo real es la falta. Lacan designa a esta falta del objeto como un agujero en lo real. Pero el objeto de la privación es un objeto simbólico.
En cuanto a la castración, la falta a la que se refiere es simbólica, puesto que se remite a la prohibición del incesto que es la referencia simbólica por excelencia. Gracias a esto la función paterna es eficaz porque rige el acceso del niño a lo simbólico. La falta que representa la castración es ante todo, como lo formula Lacan, una deuda simbólica. Pero en la castración el objeto faltante es absolutamente imaginario y en ningún caso puede tratarse de un objeto real:
"Sólo la ley Manu, según Lacan, dice que aquel que se ha acostado con su madre debe cortarse los genitales y tomándolos en las manos dirigirse hacia el oeste, hasta que la muerte sobrevenga"(Lacan, 1956)
El objeto imaginario de la castración es, evidentemente, el falo.
La articulación de estas diferentes categorías de la falta y de los distintos objetos que les corresponden se distribuyen según el esquema mnemotécnico de Jean Oury, que reproducimos a continuación.
El principio de la construcción es totalmente rudimentario:
- Trazar una estrella de David.
- Girando en el sentido de las agujas del relog, inscribir sucesibamente en los vértices de los dos triángulos las siguientes siglas: PCF (Privación - Castración - Frustración), SIR (Simbólico - Imaginario - Real).
- La distribución de las faltas con respecto a los objetos que les corresponden se decodifica en giros retrógrados sucesivos, siguiendo las flechas (ver figura):
- La castración es la falta simbólica de un objeto imaginario.
- La frustración es la falta imaginaria de un objeto real.
- La privación es la falta real de un objeto simbólico.
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